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In memoriam:René (Renato) Cesa Cántón Presbítero

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René (Renato) Cesa Cantón, Presbítero. Rancho León, Zentla; 25 abril 1939; Córdoba, Ver., 14 marzo del 2022.



La historia de mi vida no la puedo explicar sin la compañía que siempre tuve  del P. Cesa. Estuvo presente cuando conocí a mi esposa y me recomendó con mi suegro, el Lic. Alfonso Limón, ya que cuando conocí a Luz, la referencia que tenía mi suegro era de un barbón que tocaba en un conjunto musical, y eso no me favorecía. Tiempo después me casó, bautizó a mis tres hijos, los casó, bautizó a mis nietos. Estuvo a mi lado en los momentos tristes: celebró el funeral de mi mamá Silveria, de mi tía Rita De Gasperin, de los papás de mi suegra y de mi suegro, el Lic. Alfonso Limón Krauss. Recuerdo que el día del funeral de mi suegro, el tenía un viaje programado de vacaciones sin embargo canceló todo por acompañarnos en su despedida con una homilía llena de cariño; recuerdo que en esa ocasión, sus ojos se llenaron de lágrimas y no podía hablar por el sentimiento de tristeza que le embargaba.
Presento a continuación lo que el Pbro. José Juan Sánchez Jácome, escribió sobre el Padre Cesa: Un pastor que resistió la dictadura del espíritu del tiempo.

“Lo que vemos de manera providencial en la historia de veinte siglos de la Iglesia, lo vamos también confirmando en nuestra propia historia de 158 años, como diócesis de Xalapa.

Los santos no sólo dejan una huella a través de su memoria, de sus obras que perduran entre nosotros y de los apostolados que abrieron surcos de esperanza que han podido ser transitados y completados por cada generación. Los santos y las santas de Dios han logrado inspirar, con su testimonio personal, a las personas que los trataron directamente, incluso a las que sin haberlos conocido o coincidido en el tiempo, se sintieron fuertemente atraídas por su legado y caminaron en la misma dirección, alcanzando la santificación.

Ese efecto tuvo la vida de San Rafael Guízar Valencia que ha inspirado no solo a la generación que tuvo la dicha de verlo y escucharlo, sino a todos los que lo hemos conocido a través del ardiente testimonio de los que, sin conocerlo, es como si hubieran convivido con él.




En torno a Don  Sergio Cardenal Obeso Rivera, se produjo un efecto semejante. Fue formado por esa generación que había sido inspirada por San Rafael Guízar Valencia y a su vez llegó a convertirse en un modelo de pastos que supo integrar por un lado la bondad, sencillez y calidad humana y, por otro, su erudición y sabiduría que lo llevaron a predicar de manera sobresaliente la palabra de Dios. Con cuanto respeto y admiración se hablaba d Don Sergio en los círculos sacerdotales diocesanos, nacionales e internacionales. Precisamente en este ambiente creció y fue educado el P. René Cesa Cantón, originario de Maromilla, por el rumbo de Huatusco, que hae unos días fue llamado por el Señor a su divina presencia.

El P. René quedó prendado de la belleza de Dios en la Biblia, en la liturgia, en la teología, en la familia y en el pueblo de Dios, llegando a convertirse en un gran predicador y maestro. Fue un hombre que con una visión profética, se adelantó a los tiempos y percibió de manera temprana el desafío que se venía a través de la ideología de género. Durante toda su vida lo vimos acompañando de cerca los procesos de formación decanales, diocesanos y provinciales, primero en Xalapa y después en Córdoba, destacándose como escritor a través de distintas publicaciones entre libros, subsidios de pastoral y cientos de artículos de prensa en los que de forma culta, actualizada y profética exponía el alcance de la Palabra de Dios en temas neurálgicos para la fe.





Además de su pasión y entrega en la labor académica, fue un pastor de almas que supo animar en la fe y estructurar el trabajo pastoral en las comunidades cristianas onde estuvo como párroco: La Concordia de Orizaba, San Antonio de Padua de Huatusco, la Catedral de San Miguel de Orizaba, la Catedral de la Inmaculada de Córdoba y la Rectoría de San Antonio de Padua de Córdoba (en donde reposan sus restos). Como el Cardenal Obeso y otros sacerdotes ilustres de su generación, el P. René teniendo el perfil y la capacidad para destacar a nivel académico, reconoció su vocación como pastor de almas y se apasionó en esta labor sin dejar de servir a la sociedad y a los ambientes académicos a través de su exquisita formación teológica y humanista.



Integraba muy bien ambos aspectos, y por eso lo podíamos ver confesando, celebrando la eucaristía, predicando, dirigiendo ejercicios espirituales, recorriendo las comunidades rurales y organizando cursos masivos de catequesis, así como exponiendo temas calificados de teología, espiritualidad, liturgia y bioética en diversos cursos, talleres, simposios, congresos y foros teológicos, delante de académicos, políticos, obispos, sacerdotes, agentes de pastoral y profesionistas. Qué alegría saber que uno de nuestros sacerdotes, que creció bajo la inspiración de San Rafael Guízar Valencia y Don Sergio Cardenal Obeso Rivera, haya compartido su experiencia de fe a nivel latinoamericano durante sus años de servicio como Secretario Ejecutivo de la Dimensión Pastoral Familiar del CELAM, radicado en Medellín, Colombia.

Hace 4 años lo acompañé a visitar a Don Sergio Obeso, fue la última vez que se encontraron, y me sentí como en el monte Tabor al ver el cariño y la devoción con la que se trataron y al escuchar los distintos temas que abordaron de manera culta y piadosa. Gracias P. René por tu docta defensa de la vida y la familia. Gracias por tu valor para enfrentar y desenmascarar las posiciones ideológicas. Gracias por tu unción profética para hablar con la verdad y señalar las injusticias y la corrupción en estos tiempos de decadencia política. Gracias por ser un verdadero padre al acoger al pueblo de Dios y al mostrarle con la elegancia de tu palabra la belleza de la vida cristiana. Gracias por ser un sacerdote que, como dice Benedicto XVl, resistió a la dictadura del espíritu del tiempo. Y, sobre todo, gracias por haber elevado al cielo la Hostia Consagrada.

En ti se cumple, P. René, lo que Chesterton dice de los sacerdotes que necesita la Iglesia en tiempos turbulentos: “No niego que deben haber sacerdotes para recordarle a los hombres que van a morir un día. Sólo digo que en ciertas épocas extrañas es necesario contar con otro tipo de sacerdotes, llamados poetas, para recordarle a los hombres que aún no están muertos”.

Que Pablo Vl, Juan Pablo ll, San Rafael Guízar, el Cardenal Sergio Obeso y los teólogos franceses que admiraste, te acompañen ahora a completar tu visión de Dios en el cielo”.
Categorías: Li Ricordiamo

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