In memoriam: Silveria Sampieri Gasperin
Silveria Sampieri Gasperin
Rincón del Rosario, 20 junio 1921
Rancho San Felipe (Córdoba, Mexico), 30 septiembre 2012.
“El Señor fijó su mirada en ella, la instruyó y la cuidó como a la niña de sus ojos. El Señor la condujo, como el águila que despliega sus alas para llevar a sus polluelos” (Cfr Deut 32, 10-12).
El domingo 30 de septiembre, la nonna Silveria pasó de las manos de sus hijos e hijas, a las manos amorosas del Padre.
Con su partida a la casa del Padre, deja tras de si un testimonio de amor y de trabajo; fue con su oración un apoyo invaluable para los sacerdotes, una de sus últimas palabras que pronunció: “el padre Lao me quiere”, “ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”, “los bendigo a todos”. Con un fervor que desbordaba los corazones, la despedimos en el templo de San Ignacio, lugar construido en buena parte por ella y donde con gran devoción por años dirigió los rosarios del mes de mayo y junio. Doña Silve también predicó con su vida lo que es el perdón; me platicó Dora María que durante el funeral de nuestra sobrina Hilda (hija de Efren), le preocupaba que mamá no lloraba, después de la consagración le dijo con unas palabras que desgarraban el alma, que venían de lo más profundo de su corazón: “Dora María, ayúdame a pedir por la salvación de los que le quitaron la vida a Hildita”; días después visitó a la esposa de uno de los que le arrancaron la vida a su nieta y les llevó de comer. El mejor tributo que sus hijos y nietos pueden hacerle a Doña Silve es que todos (hijos, nietos) seamos uno, que seamos como familia un testimonio de amor. Descansa Silveria de todas tus fatigas, atrás quedaron tus sufrimientos que fueron muchos y que sirvieron para purificarte, ahora te acompañan todas tus obras de caridad ya que muchos que tuvieron hambre, les diste de comer, los que tenían frío los vestiste, visitaste a los presos. Doña Silve fue la hija mayor de Isaac Sampieri De Muner y Jacoba Gasperin Agustinetto. (La imagen en donde aparece Doña Silve abrazada por San José a quien siempre le tuvo una especial devoción, fue realizada con mucho cariño por su nieta Melissa De Gasperin Mora).